fbpx

Mesa de diálogo: Tensiones políticas internacionales y el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC)

La tarde del viernes 22 de septiembre se presentó la mesa de diálogo “Tensiones políticas internacionales y el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC)”, donde participaron Sandra Polasky, ex-subdirectora de la Organización Internacional del Trabajo y actual miembro del Independent Mexico Labor Expert Board; José Antonio Romero Telleache, director del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE); Alicia Puyana Mutis, profesora investigadora de FLACSO México e Integrante de IDEAs LAC que organizó el evento y cuya moderación estuvo a cargo de Mariana Aparicio Ramírez, profesora del Centro de Relaciones Internacionales y coordinadora académica del Observatorio de la Relación Binacional México-Estados Unidos (ORBEM-UNAM) de la FCPyS-UNAM.

Se trató de un diálogo contrastante donde las y el ponentes compartieron sus impresiones sobre el impacto de la integración global, el nearshoring y las relaciones económicas entre los países firmantes del TMEC. Por su parte, Sandra Polasky, enunció el efecto que este tratado ha traído a la nación mexicana a nivel de requerimientos e imposiciones, pero también, a nivel de creación de fuentes de empleo, derechos laborales y de flujo de importación, así como las contribuciones en la sociedad de México, sin olvidar que aún hay pendientes por revisar.

En contraparte, José Antonio Telleache señaló las limitantes que este convenio ha traído a México, pues estima que los lineamientos del T-MEC posibilitan la falta de política industrial centrada en la innovación, es decir, el nearshoring genera empleos, pero no capacidades tecnológicas y de organización.

En consecuencia, Alicia Puyana, retomó las dos posturas y destacó que este tratado expresa los intereses propios de cada nación firmante. Por parte del Estado mexicano considera que a través de este acuerdo se estimula la participación en la industria; sin embargo, aún persiste un fuerte nacionalismo con miras internacionalistas procurando primero a América del Norte, dejando a su paso empleos más formales, pero no permanentes, así como una amplia brecha de pobreza y de desigualdad y una constante interrogante sobre qué producir y cómo garantizar una legislación nacional que incentive a cumplir el nuevo sistema de justicia en lo laboral.