México requiere invertir en ciencia y tecnología para crezca el PIB

[b]Comunicado de prensa[/b]
[b]México.[/b]. Afirma Giovanna Valenti en su libro [i][b]“Construyendo puentes entre el capital humano y los sistemas de innovación”[/b][/i] presentado ayer por la noche en la [b]Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México; que el país debe articular e implementar nuevas políticas de ciencia y tecnología, así como la formación de recursos humanos y estrategias para integrar a la economía prácticas que fomenten el desarrollo y la competitividad.
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En la actualidad existe un desajuste entre las preferencias individuales para elegir sus carreras profesionales, las estrategias de las empresas para incrementar su utilidad y productividad, y el papel del gobierno como soporte y articulador de las políticas.

Los estudiantes mexicanos disponen de poca información sobre el valor que tiene la carrera escogida en el mercado laboral, lo que se suma a que los empleadores carecen de bases para la elección de graduados y a que existe un dilema sobre lo que debe hacer el gobierno para fortalecer una política más eficiente de formación de recursos humanos: si otorgar becas o subsidios, incentivar la creación de más universidades o promover otros mecanismos para la mejora de calidad, poniendo especial atención en los aprendizajes y el uso y generación del conocimiento.

La importancia de una integración entre universidades, sistemas de innovación tecnológica, investigación, empresas y gobierno radica en la relación que existe entre capital humano, tecnología y conocimiento con crecimiento económico y desarrollo. Giovanna Valenti afirma que “el factor clave de los procesos de innovación está en la capacidad de los países de contar con recursos humanos propios altamente calificados, la capacidad de integrarlos al mundo del trabajo y de que absorban el conocimiento disponible a través de actividades productivas”.

De acuerdo con las cifras (2011) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los distintos países afiliados invierten un promedio de 2,4 por ciento del PIB en investigación y desarrollo mientras que en México la cifra es del 0,4 por ciento del PIB, que lo posiciona como el último de la lista.

Aunque es necesario incrementar la inversión, Valenti refiere que la relación entre capital humano y crecimiento no es lineal y no se puede generalizar a todos los países, pues existen mediaciones entre la disposición de habilidades de los individuos y la creación de condiciones para la apropiación del conocimiento. Ambos deben estar integrados para desatar procesos innovadores y el incremento del producto.

“El capital humano contribuirá al crecimiento económico sólo en la medida en que exista un sistema de prácticas e instituciones que promuevan la incorporación del conocimiento en los esfuerzos productivos de las empresas y de la sociedad en general”, explica la especialista en su publicación.

En el mismo sentido, la autora asegura que las instituciones y las políticas en ciencia y tecnología aplicadas en un país, originan procesos de ajuste social que transforman la relación entre individuos y organizaciones que a su vez derivan en una dinámica de configuración del sistema educativo. De esta manera cambian la preferencia en las carreras de educación superior, las áreas del conocimiento de mayor interés, los apoyos del sistema institucional de incentivos para perfilar una ventaja competitiva en conocimientos y habilidades de los recursos humanos.

La distribución actual de profesionales con licenciatura por sector en México demuestra que los servicios comunales, sociales y personales concentran casi la mitad del acervo disponible de recursos humanos, seguido por los sectores de comercio, restaurantes, hoteles, servicios financieros y profesionales y, por último, el de la industria manufacturera.

El sector manufacturero es un caso de estudio porque refleja el comportamiento del esfuerzo empresarial que se centra en las mejoras tecnológicas y organizacionales, al tiempo que es uno de los principales generadores de empleo del país. Mientras otras naciones se han mudado a la industria de los servicios, México, junto con Irlanda, España y Canadá, se ha mantenido la proporción de empleo manufacturero en las dos últimas décadas.

La industria contrata en pequeñas cantidades a profesionales con estudios universitarios y la incorporación es aún más pequeña cuando se trata de recursos humanos de alto nivel, es decir con estudios de posgrado.

Según el análisis realizado por la investigadora, en las acciones e interacciones a nivel empresarial y gubernamental en distintos niveles puede describirse al Sistema Nacional de Innovación mexicano como un sistema en desarrollo.

La autora destaca que desde los años noventa el gobierno mexicano ha puesto en marcha intervenciones en materia de políticas sobre ciencia, tecnología y educación superior, que se distinguen por el despliegue de un sistema de incentivos, la focalización en la calidad y en la excelencia académica.

“Esta nueva orientación de la política ha permanecido sin transformaciones bruscas o golpes de timón. Esta estabilidad podría interpretarse como un signo de éxito de la política pública, aunque son escasas las evaluaciones de los resultados esperados y el grado en que sus lineamientos conducen a fines sociales deseables, más allá de los propósitos inmediatos de la política”, refiere la especialista.

El libro [i][b]“Construyendo puentes, entre el capital humano y el sistema de innovación”[/b][/i], además de hacer un recuento histórico sobre la acumulación y utilización del conocimiento en diversas escalas económicas, plasma una revisión teórica y empírica de los factores que inciden en la mejora de la productividad, de la construcción y el aprovechamiento de los recursos humanos y de la infraestructura existente en la economía mexicana.

Esta publicación de [b]Flacso México[/b] parte del hecho de que la política de formación de recursos humanos debe reflejarse en el crecimiento económico tanto a nivel nacional como de las empresas. Los resultados de la política educativa deben tomarse como un beneficio con capacidad para producir impactos positivos en los niveles micro, meso y macroeconómico y en los indicadores que constituyen el sistema de innovación mexicano.

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[i]Giovanna Valenti es profesora de tiempo completo de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad de Xochimilco y profesora de tiempo parcial de la Flacso México.
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Para mayor información, acceso al libro y acordar entrevistas, favor de comunicarse con Pedro Cote Baraibar, [url=pedro.cote@flacso.edu.mx]pedro.cote@flacso.edu.mx[/url], tel. (55) 3000 0200 x.397